jueves, 15 de noviembre de 2018

Midiendo la ansiedad a nivel cerebral

Los tipos de ansiedad

Todos sabemos lo que es la ansiedad, es difícil no padecerla en menor o mayor medida, ya sea en momentos concretos, en temporadas o, incluso, todos los días de nuestra vida.
Sin embargo, si observamos a los demás nos damos cuenta que no siempre la ansiedad se manifiesta de la misma manera. El estereotipo de persona ansiosa es aquella que parece que siempre va corriendo, que se precipita, que parece incapaz de estarse quieta. Pero no es la única manifestación de la ansiedad y de eso voy a hablar en este artículo.
No conozco ninguna asignatura de la carrera de psicología en la que se realice una tipología de la ansiedad, pero desde que empecé a realizar mediciones de la actividad cerebral con la técnica del qEEG he podido constatar que hay manifestaciones muy típicas de comportamiento ansioso, que están muy unidas a la mapas cerebrales concretos y es lo que pretendo contaros.


La ansiedad de tipo lento: hay personas que lejos de cumplir el estereotipo manifiestan su ansiedad comportándose con parsimonia, haciendo todo con excesiva meticulosidad, llegan siempre tarde y en general tienen muy poca capacidad de afrontamiento. En estos casos el qEEG muestra una actividad de ondas lenta excesiva en algunas áreas.

El pensamiento obsesivo: es una forma muy común de ansiedad, en la que nuestra mente no puede dejar de pensar, trabaja en bucles dándole mil vueltas al mismo pensamiento, con una canción que se nos atora en la mente y de la que no podemos librarnos, repasando una y otra vez algún acontecimiento pasado que no podemos dejar de revivir y revisar. El qEEG de estas personas muestra un exceso de ondas rápidas, pareciendo indicar que si el pensamiento va a mil, las ondas cerebrales también.


La impulsividad: es un tipo de ansiedad que se manifiesta como precipitación, tanto física como mental, con toma de decisiones poco sopesada y muchas veces inadecuada, torpeza y, en ocasiones, rallando en la agresividad pero en otras justo en lo contrario. En estos casos se encuentra en el qEEG una descompensación de las ondas rápidas, que aparecen en exceso en algunas localizaciones y en defecto en otras.

La incoherencia con las expectativas: es un tipo de ansiedad muy común pero que no se suele catalogar como tal, se da en personas que no son realistas respecto de lo que pueden esperar de sus acciones o de los demás, que esperan resultados positivos con cierta ingenuidad cuando la experiencia previa les demuestra que no es así, que se ven compelidos a emprender una acción, esperando que en esta ocasión funcione lo que no ha funcionado antes. En general son personas con muy pobre capacidad de afrontar el estrés y que pueden llegar a tener comportamientos adictivos. En su qEEG se ve un defecto de ondas lentas en algunas zonas.

La somatización y la sensibilidad: muchas personas con ansiedad sufren respuestas somáticas debido a la activación excesiva de su sistema autónomo, que van desde problemas de deglución, dolores musculares y contracturas, bruxismo, tensión tempo-mandibular, dolores de estómago, afecciones cutáneas, cefaleas o migrañas, etc. El culmen de estas molestias suele ser la presencia de ataques de pánico, con temblores, bajada de temperatura corporal, problemas para respirar y sensación de muerte inminente. Además, hay personas que tienen una sensibilidad excesiva, a las que molesta en exceso los ruidos y con muy bajo umbral de dolor. En todos estos casos se suele manifestar en el qEEG un exceso de actividad de velocidad intermedia muy representativa.



Debo decir que todos estos problemas, además de por terapia tradicional, hoy en día pueden tratarse por Neurofeedback, así que conviene saber qué nos ocurre realmente, cómo se manifiesta nuestra ansiedad a nivel de activación cerebral y ponerle remedio para conseguir que nuestra vida sea mejor.


lunes, 29 de octubre de 2018

¡Yo no soy tonto!

La inteligencia no siempre se pone de manifiesto

He tenido varios clientes que tras el diagnóstico han acabado llorando... pero de alegría, o al menos, de rabia contenida por darse cuenta que lo que los demás pensaban sobre ellos, e incluso lo que ellos pensaban sobre sí mismos -que aún es peor- no es cierto. ¡Que no son tontos!



Muchas personas, derrotadas por el sistema escolar o sobreviviendo a él con gran esfuerzo, han sido etiquetadas de tontas o vagas o con otras lindezas semejantes.
Tomando la sublime definición de Forrest Gump de que un tonto es el que hace tonterías, pocos podríamos escapar a dicha acepción en más o menos momentos de nuestra vida. Sin embargo, si tomamos el calificativo de tonto como un sinónimo coloquial de un déficit intelectual, muy pocos encajarían realmente bajo ese apelativo.

No obstante, se designan de tontos a aquellos niños que tienen problemas escolares, que tienen dificultades para comprender los conceptos o para memorizarlos. Lo cual es falso y, por tanto, el doble de injusto. Porque se les culpa de lo que no son y además se les etiqueta haciéndoles sentir inferiores e incluso culpables.



Pero gracias a la técnica del qEEG, de la que ya he hablado en otros artículos, y que se puede resumir como el análisis matemático de un encefalograma para describir las frecuencias de disparo de las neuronas en cada zona de la corteza cerebral, podemos descubrir las causas que subyacen ante algunos problemas de rendimiento escolar.
Una de las más frecuentas es el TDAH, Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, que frente a lo que su nombre parece indicar no siempre va acompañado de hiperactividad, pero siempre se caracteriza por problemas de atención y, por ende, de comprensión. También he hablado en otros artículos sobre este problema, así que tampoco haré mucho hincapié sobre él, pero me gusta citar la frase de un antiguo cliente, que se trató para TDAH a los 60 años, porque quería afrontar en su jubilación el estudio de una carrera universitaria. Tras el tratamiento comentaba que había sido como si toda su vida hubiera llevado una gasa en el cerebro que no le dejara pensar con claridad, lo mismo que si la hubiera llevado sobre los ojos y no le hubiera dejado ver con nitidez, y que tras el tratamiento había desaparecido, como si se hubieran limpiado unas gafas empañadas.
Otro de los problemas frecuentes es la presencia de síntomas disejecutivos, que provocan que la persona no pueda establecer claramente la relación entre acontecimientos o conceptos y le cueste establecer prioridades sobre los mismos. Las personas afectadas por este problema parecen tener problemas de comprensión y asimilación de conceptos, por su dificultad para estructurarlos en su aprendizaje. Se sobrevalora lo que se sabe, por lo que se estudia menos de lo que se debe. También tienen dificultades para seguir las normas.
También es frecuente la existencia de impulsividad, que suele ir unida a un pobre afrontamiento del estrés. Se toman decisiones precipitadas, tanto en lo intelectual como en lo físico, por lo que son normales las manifestaciones de torpeza. Suelen estar acompañados de miedos diversos que pueden dificultar la adhesión social, o traducirse en un núcleo de amigos muy cerrado.
Hay otras manifestaciones emocionales que pueden desencadenar en déficit académicos, pero no pretendo escribir una artículo exhaustivo sobre el tema, tan solo incidir en que ninguno de estos problemas tienen que ver con la inteligencia y cuando se tratan el niño, o el adulto que los ha padecido toda la vida, puede desarrollar un desempeño cognitivo normal.

Así pues, si tienes, o has tenido toda la vida, dificultades con el estudio, la concentración, la asimilación de conceptos: ¡háztelo mirar! Busca en tu ciudad quien haga diagnósticos por qEEG y seguramente descubrirás que tu problema no es de inteligencia sino que se basa en otros problemas de base cerebral, pero que tienen tratamiento.




viernes, 18 de mayo de 2018

¿Por qué hay gente que cree que el TDAH no existe?

La polémica sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Todavía siguen apareciendo artículos en revistas científicas que cuestionan la existencia del TDAH. Parece algo paradójico cuando se trata de un trastorno oficialmente reconocido, tanto por órganos sanitarios como educativos.

El trasfondo de la controversia se origina en la discusión sobre si el TDAH tiene efectivamente una base neurológica o se trata tan solo de la manifestación de problemas emocionales y conductuales.


Si nos remontamos a lo que se suele considerar el origen clínico del TDAH, que se debe a un estudio realizado por el británico George Still en 1902 en el que analiza la sintomatología de 20 niños con hiperactividad, las conclusiones de dicho estudio exponen como posible causa del trastorno vías genéticas o congénitas. Es decir, que desde sus inicios se consideró que no se trataba de un simple problema de conducta, sino que tenía un origen orgánico.
La tesis sobre el origen del trastorno se vería reforzada en 1917 y 1918 cuando se constató que varios niños afectados por la epidemia de encefalitis letárgica y que sobrevivieron a ella manifestaban síntomas similares, aportando argumentos a la hipótesis del origen neurológico de TDAH.
En la actualidad, los estudios de neuroimagen han demostrado que los niños diagnosticados de TDAH muestran en diferentes partes del cerebro diferencias estructurales significativas estadísticamente, comparados con niños que no padecen este trastorno.

Por el contrario, los detractores de estos argumentos plantean la inconsistencia del tratamiento farmacológico para niños con TDAH. Mientras que a algunos parece funcionarles bien -en cuanto a la reducción de los síntomas asociados al déficit de atención, los efectos secundarios de darle anfetaminas a un niño es inevitable-, en otros no solo no disminuye sus síntomas, sino que los agrava.

La explicación más lógica y comunmente aceptada para estar divergencia en los efectos farmacológicos es que este trastorno puede deberse a diferentes causas, produciendo todas ellas sintomatologías similares.

Usando el diagnóstico por qEEG del que ya he hablado en otros artículos, se detectan cuatro posibles orígenes del TDAH, de los cuales, según evidencias experimentales, solo dos responden adecuadamente al tratamiento mediante anfetaminas. Y todos ellos responden bien, también según evidencias experimentales, al tratamiento por Neurofeedback.

Si piensas que tu hijo tiene TDAH antes de empezar a medicarlo trata de realizarle un diagnóstico por qEEG. De momento solo se hace en los centros privados, pero el coste no es elevado (en general, aunque pregunta antes por si acaso) y estarás velando por la salud de tu hijo.


sábado, 24 de marzo de 2018

15 programas radiofónicos sobre Neurofeedback

Difundiendo el Neurofeedback

Durante quince semanas he tenido un breve espacio en Onda Cero para hablar sobre Neurofeedback (y en alguna ocasión, puntualmente, sobre Neuropsicología). Ahora, por motivos personales, debo terminar esta etapa de difusión radiofónica y me ha parecido un buen momento para hacer resumen.


El programa, a modo de entrevista, ha tratado de difundir qué es el Neurofeedback, para qué sirve, cómo se hace un buen Neurofeedback y a quién va dirigido. Cada programa ha intentado profundizar en un tema distinto, aunque en varias ocasiones he comentado temas generales sobre la técnica del Neurofeedback.

La mayoría de los programas están colgados en mi página de Facebook a la que podéis acceder por este enlace: https://www.facebook.com/ManuelOlallaNeurofeedback/

En este artículo voy a comentar muy brevemente lo tratado en cada programa, para que veáis si os interesa y así acudáis directamente al audio concreto.
  • Programa 1, 12/12/2017, Qué es el Neurofeedback: explicación general de la técnica, una breve historia, a quién va dirigida y la razón del nacimiento de Neurofeedback Zaragoza.
  • Programa 2, 19/12/2017, Cómo se hace Neurofeedback: se incide en qué es la técnica del Neurofeedback, en qué consiste una sesión de tratamiento, ámbitos de aplicación y tipos de Neurofeedback.
  • Programa 3, 26/12/2017, Neurofeedback y rendimiento escolar: se explican las principales causas de bajo rendimiento escolar, incidiendo en el TDAH (Trastorno de Atención con y sin Hiperactividad) y cómo tratarlas con Neurofeedback.
  • Programa 4, 03/01/2018, Neurofeedback y adicción a la comida: las bases neurológicas de la propensión a engordar y de la adicción a la comida, así como sobre el uso del Neurofeedback para su tratamiento y para otros trastornos alimentarios.
  • Programa 5, 10/01/2018, Neurofeedback y tabaquismo: la adicción al tabaco, así como otras adicciones y su tratamiento con Neurofeedback e hipnosis.
  • Programa 6, 17/01/2018, El tratamiento mediante Neurofeedback: se profundiza en la duración de los tratamientos, su dinámica, su base científica y cómo se sabe si el Neurofeedback se realiza adecuadamente.
  • Programa 7, 24/01/2018, Daño cerebral adquirido: causas del daño cerebral y su tratamiento con rehabilitación cognitiva potenciada por Neurofeedback. 
  • Programa 8, 31/01/2018, Neurofeedback como complemento en psicoterapia: el uso del Neurofeedback como sustituto de los psicofármacos para facilitar la terapia psicológica.
  • Programa 9, 07/02/2018, Neurofeedback para el tratamiento de los dolores crónicos: tipos de dolores crónicos que pueden ser tratados por Neurofeedback y mejora esperada.
  • Programa 10, 14/02/2018, Depresión: tipos de depresión identificados mediante un mapeo cerebral, por qué en algunos tipos no funciona la medicación y el tratamiento específico de cada una  mediante Neurofeedback.
  • Programa 11, 21/02/2018, Ataques de pánico: bases neurológicas de los ataques de pánico y su tratamiento mediante Neurofeedback.
  • Programa 12, 28/02/2018, El Neurofeedback usado para la mejora profesional: el uso de esta técnica para la mejora de las capacidades cognitivas, desde inteligencia hasta control emocional, incluyendo memoria, atención o flexibilidad, entre muchas otras.
  • Programa 13, 07/03/2018, Congreso Nacional de Neuropsicología: resumen de algunas de las novedades y aportaciones más importantes que se plantearon en el congreso, a reseñar lo hablado sobre epilepsia, daño cerebral adquirido o trastornos del neurodesarrollo.
  • Programa 14, 14/03/2018, Neurofeedback aplicado a la infancia: TDAH, trastornos de aprendizaje, de la comunicación y de la conducta o la discapacidad intelectual, autismo, trastornos de tics, epilepsia y mejora del rendimiento escolar.
  • Programa 15, 21/03/2018, Resumen de los programas anteriores: se comenta brevemente qué es, cómo funciona y cuál es el procedimiento correcto de realización del Neurofeedback y sus principales aplicaciones.




martes, 27 de febrero de 2018

Superarse o... perder ante Nadal

Neurofeedback en el Deporte

Hoy me han hecho una entrevista en la radio sobre el uso del Neurofeedback para la mejora profesional. Es un tema interesante y que merece un artículo por si mismo. Pero al preguntarme sobre en qué campos se puede usar el Neurofeedback para este fin, he comentado brevemente algunas anécdotas del mundo deportivo y he pensado que sería interesante aportarlas en el este artículo.


El mundo del deporte de élite está sujeto a mucha más presión que otros ámbitos. Por mucho que diga el eslogan, lo importante es ganar y participar es solo el requisito indispensable para aspirar a la victoria. Y ganar no se consigue siendo bueno, sino siendo el mejor.
Y, como ya decían los romanos en el siglo II, mens sana in corpore sano.
Porque aunque tengas un cuerpo perfecto, si tu mente no está a la altura, se pierde antes de empezar.
Y de eso van algunas de las anécdotas que quería comentar.

Para empezar vamos a hablar del deporte por excelencia -me refiero, obviamente, al atletismo, no al fútbol como habréis pensado la mayoría.
Hay muchos atletas que complementan su entrenamiento físico con un entrenamiento metal mediante neurofeedback, pero voy a hablar de un caso que tiene que ver con un colectivo concreto.
Los Juegos Olímpicos de Invierno se han celebrado en Canadá en dos ocasiones, la primera fue en 1988 y la segunda en 2010. En la primera ocasión Canadá solo ganó cinco medallas, ninguna de ellas de oro, lo cual fue considerado humillante para el país organizador, que además tiene una amplia tradición en modalidades deportivas de invierno. Por eso, en la segunda ocasión se prepararon concienzudamente para que el "fracaso" no volviera a ocurrir. Sabían que tenían atletas de élite capaces de obtener grandes resultados, pero eso ya había ocurrido en la primera ocasión y no fue suficiente, así que pensaron que había que reforzar la parte cerebral y no solo la física. Canadá ha sido uno de los pioneros en el uso clínico del Neurofeedback, así que era obvio que probaran con esta técnica obteniendo unos resultados, que los expertos consideraron sorprendentes, ya que Canadá pasó de haber obtenido 5 medallas a obtener 26.

En el campo del fútbol -ahora sí que toca hablar del deporte rey, al menos rey en audiencia- cada vez hay más equipos que usan esta técnica para complementar los entrenamientos físicos.
Dicen las malas lenguas que todo empezó debido a la apabullante derrota que sufrió el Milán a manos del Liverpool en la final de Champions de Estambul del 2005. En esa ocasión, a pesar de irse el Milán al descanso con una clara ventaja de 3 a 0, no fue capaz de impedir la remontada del Liverpool, que consiguió empatar el partido y llevarse la copa en los penaltis.
En la siguiente temporada el Milán empezó a utilizar el entrenamiento por Neurofeedback para complementar la preparación física y lo mismo hizo la selección italiana que acabó ganando el Mundial de 2006, que se celebró en Alemania.
A raíz de los resultados otros equipos han ido incorporando el Neurofeedback, como el Real Madrid en 2007 o el Chelsea en 2009, por citar alguno de los más conocidos.


Pero uno de los cambios producidos en un deportista profesional que considero más representativo es el de Federer.
En 2008 veíamos con Federer se derrumbaba tras perder contra Nadal la final del Open de Australia.
Tras este partido Federer empezó un entrenamiento con Neurofeedback.
El siguiente enfrentamiento importante contra Nadal fue en Roland Garros de 2009. En las tres ocasiones anteriores la final había sido la misma: Nadal contra Federer, Y en esas tres ocasiones Nadal derrotó a Federer. Pero en 2009 algo había cambiado en el cabeza de Federer, que fue capaz de sumar su primera victoria contra Nadal en ese Torneo.




lunes, 12 de febrero de 2018

Del amor al suicidio todo es química


El amor es química

El amor se siente por la acción en nuestro cuerpo de diferentes hormonas (la principal de las cuales es la oxitocina, por si sientes curiosidad). Y esas hormonas se segregan por la activación cerebral específica que viene mediada por unas sustancias llamadas neurotransmisores. Suena frío e incluso triste al leerlo así, con lo maravilloso que es el amor (casi siempre).


La ansiedad es química

La ansiedad es una respuesta adaptativa que nos es imprescindible para responder al estrés, lo cual era, a su vez, imprescindible para el hombre primitivo que fue nuestro antecesor, pero que se convierte en una lacra para el hombre moderno que no vive entre leones. Y esa respuesta de activación, que necesitaban nuestros antepasados para luchar y huir, se produce por la acción de varias hormonas (si sigues teniendo curiosidad, seguro que has oído hablar de la adrenalina y quizás hayas oído nombrar el cortisol). Y sí, esas hormonas también se generan por órdenes cerebrales que se transmiten a través de neurotransmisores. De nuevo un concepto frío, pero como a la ansiedad no le tenemos aprecio, al contrario que al amor, no nos importa tanto.


Y la depresión, por supuesto, también es química

En la depresión no intervienen hormonas. No hay reacciones corporales producidas por sustancias que nos aceleran, nos exaltan o nos excitan (no pienses mal, que estaba hablando de la ansiedad). La depresión se produce en el cerebro y es la química cerebral lo que nos aletarga, entristece, desanima y nos quita las ganas de vivir.
Hace mucho que sabemos que algunas personas con síntomas de depresión tienen alteradas las respuestas de algunas vías de acción cerebrales controladas por la serotonina (¿Te acuerdas de los neurotransmisores que he nombrado antes? Pues la serotonina es uno de ellos).
Pero, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Cuando estamos deprimidos provocamos en nuestro cerebro un déficit de serotonina o bien es el déficit de serotonina el que nos hace estar deprimidos? Es más, si la causa de la depresión fuera el déficit serotoninérgico (vaya palabreja, pero no me la he inventado, de verdad que se dice así), ¿por qué a algunas personas con síntomas de depresión se les corrige tomando fármacos que aumentan la serotonina libre en el cerebro y a otros no? Incluso hay muchos que se sienten peor al tomar antidepresivos.

Depresión Primaria y Depresión Reactiva

Hasta hace pocos años, cuando ante un médico, psiquiatra o un psicólogo se presentaba una persona con síntomas depresivos, teníamos que diagnosticarlo a partir de la observación externa, su propia historia y sus respuestas conductuales y emocionales. Los clínicos con experiencia intentamos descubrir si los síntomas están asociados a una depresión primaria o reactiva. Eso es muy importante, porque normalmente sólo las depresiones primarias suelen reaccionar bien a los antidepresivos. Las depresiones reactivas son respuestas sintomáticas derivadas de otros problemas, normalmente psicológicos, que son el verdadero origen del trastorno y que al tratarlos hacen desaparecer los síntomas depresivos.
Saber si una depresión es primaria o reactiva requiere mucha experiencia, una buena capacidad de análisis y un gran conocimiento de la mente humana. Es como tratar de adivinar si un donut está relleno de chocolate o de crema sin poder abrirlo para comprobarlo (y sin la ayuda del cartelito delante de la bandeja que nos dice qué contiene).

Y tú me preguntarás (y si no lo haces ya lo pregunto yo por ti): ¿Y con los avances científicos que existen no hay forma de hacer un diagnóstico de forma más objetiva? (Seguramente no lo hubieras preguntado de forma tan pomposa, pero captamos la idea, ¿no?)
Y yo te respondo: Sí, las hay. Pero las que existían hasta ahora, principalmente la resonancia magnética funcional (ya el nombre da miedo), son complejas y caras de aplicar.

Supongo que ya estarás sospechando que hay algo más, sino no tendría mucho sentido este artículo.

qEEG o Mapeo Cerebral

Una de las técnicas que hace muchos años que se conocen de análisis cerebral es el electroencefalograma, que consiste en medir el voltaje que se genera en la parte exterior del cráneo y que es la resultante de la actividad eléctrica que se generan en nuestro cerebro.
La electroencefalografía (a partir de ahora lo llamaré EEG, para abreviar, que se me cansan los dedos de tanto escribir) existe desde principios del siglo XX y se ha utilizado para diversos diagnósticos, sobre todo relacionados con daños cerebrales.
En la segunda mitad del siglo XX se empezó a analizar el EEG mediante matemática más avanzada, dando lugar al qEEG (Electroencefalografía Cuantitativa) que coloquialmente se denomina: Mapa Cerebral.

A partir de esta técnica se pensó en crear bases de datos de qEEGs de cerebros "sanos" para poder compararlas con los de personas afectadas de diferentes trastornos y problemas, pero aunque se obtuvo valiosa información, no fue determinante, ya que es difícil tener la certeza que una persona está realmente "sana" en todos los aspectos, puesto que existen muchos problemas cerebrales, tanto físicos como psicológicos, que están latentes hasta que un disparador ambiental los activa. Por otra parte, la diversidad cerebral se demostró difícil de estandarizar.

Pero (como tú, avezado lector, ya has sospechado) a finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI el continuado trabajo sobre los qEEG ha permitido obtener informaciones diagnósticas cada vez más útiles y fáciles de analizar.
Todo ello ha sido gracias al Neurofeedback, que ha permitido que muchos clínicos experimentados tuvieran acceso a EGGs y pudieran establecer correlaciones entre los síntomas, los diagnósticos y las ondas cerebrales.
Para quien no sepa lo que es el Neurofeedback, diré brevemente que es una técnica basada en el EEG, que se aplica tanto en la rehabilitación cognitiva en caso de daño cerebral, autismo, TDAH, envejecimiento cognitivo o demencias, como en la mejora personal, tanto profesional, como artística, intelectual o rendimiento escolar, y en el tratamiento de trastornos psicológicos como la ansiedad, depresión, obsesiones, fobias, etc.
Se basa en el condicionamiento operante (si no sabes lo que es te lo explico en otra ocasión o lo puedes buscar en la Wiki, pero no te asustes si ves dibujos de ratas, que la técnica ha evolucionado mucho) para entrenar a la persona en la modificación de sus ondas cerebrales.

qEEG y Depresión

Algunos clínicos que llevan años trabajando con Neurofeedback se dieron cuenta que las personas con síntomas depresivos respondían a varios tipos de configuraciones del qEEG. Una de ellas, la más evidente, se asociaba a varios desequilibrios hemisféricos (un hemisferio funciona con unas frecuencias dominantes diferentes a las del otro hemisferio) y (fíjate que cosas) se correspondía con las personas que mejor respondían al tratamiento con antidepresivos y que los clínicos diagnosticamos como depresiones primarias.
Y luego había bastantes personas que aunque tenían síntomas depresivos no se manifestaban con el mismo tipo de desequilibrio hemisférico sino con otras manifestaciones menos visibles del EEG (normalmente, aparición o ausencia de algunas frecuencias concretas en diferentes zonas del cerebro) y correspondían a las personas que solemos diagnosticar con depresiones reactivas.

Así que ya sabes algunas cosas más sobre la depresión y la neurología. Lo que no sabes, y yo tampoco, es por qué una técnica tan efectiva como es el Neurofeedback, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, que lleva desde el año 1960 aplicándose en EEUU y desde finales del siglo pasado en Hispanoamérica y Europa, apenas está implantada en nuestro país. Pero es que: España es diferente.

Una reflexión final, ¿Has pensado qué le ocurre a una persona con una depresión que le dura años y que a pesar de haber sido medicada, y cambiada la medicación en varias ocasiones, no se recupera? ¿Crees que es difícil que esa persona piense en el suicidio?

Es muy importante diagnosticar adecuadamente una depresión como primaria o reactiva, existen clínicos con experiencia capacitados para hacerlo y, además, hoy disponemos de herramientas neurológicas para ayudarnos en la tarea.
Es hora de usarlas.



martes, 23 de enero de 2018

¿Tiene cura el dolor crónico?

El dolor y el escepticismo

Hoy he estado hablando con el responsable de una asociación de afectados por la fibromialgia. En la conversación ha salido el tema del Neurofeedback y su uso en los casos de esta enfermedad y me ha escuchado con cierto escepticismo, algo que he entendido perfectamente cuando me ha explicado el porqué. Me ha comentado que todas las semanas acude alguien a la asociación publicitando un remedio milagroso para la fibromialgia y la mayoría solo aportan vanas esperanzas.
Entiendo que es algo normal que, tras escuchar muchas promesas y pocas se cumplan, la gente sea escéptica.


Esta persona comentaba que, tras muchos años, su experiencia le decía que lo único que había realmente efectivo para el tratamiento de la fibromialgia era el ejercicio.
Algo con lo que estoy de acuerdo y con lo que discrepo. Estoy de acuerdo en la utilidad del ejercicio en el tratamiento de la fibromialgia, pero discrepo en que sea lo único efectivo.

Para empezar, a nivel farmacológico varios estudios muestran la eficacia de la pregabalina, si bien solo a un 30% de las personas, aproximadamente, sigue haciéndole efecto tras seis meses de tratamiento. Pero al menos eso ya representa que para un 30% de los afectados existe un tratamiento.
Por otra parte, los estudios con Neurofeedback muestran que es efectivo en más de un 90% de los afectados, que tras el tratamiento manifiestan una reducción de la sensación del dolor de un 79%.

Pero, ¿cómo se sabe si un remedio es verdaderamente científico? Para eso están los estudios experimentales. Y una de las mayores fuentes de estudios experimentales hoy en día al alcance de cualquiera es Google Académico.
Google, siempre ofreciendo todo lo que un usuario de Internet puede necesitar, ha creado un buscador de términos en artículos científicos y estudios experimentales. Si queremos saber qué investigaciones existen en un campo concreto simplemente acudimos a este buscador, ponemos el término a buscar y revisamos los resultados.

Si buscamos la palabra Neurofeedback en Google Académico obtenemos más de 27.000 referencias, lo que indica lo profusa que está resultando la investigación de esta técnica.
Si restringimos la búsqueda a 2017 vemos que en ese año se realizaron unas 2000 investigaciones en este campo.

Si queremos buscar investigaciones de Neurofeedback en el campo de la fibromialgia (usamos el término en inglés: fibromyalgia) obtenemos algo más de 1250 referencias.
Como dato anecdótico, si buscamos solo en español obtenemos 68 entradas, una de las cuales es muy interesante pues representa una revisión de la literatura sobre el uso del Neurofeedback para el tratamiento de la fibromialgia. Alguno de dichos estudios incluye la comprobación por resonancia magnética funcional de como se reduce sustancialmente la estimulación cerebral ante el dolor después de los tratamientos con Neurofeedback. Se trata de un artículo publicado en la revista Psicobiología, del que os dejo el enlace: Neurofeedback como tratamiento para la fibromialgia: revisión de las evidencias experimentales y clínicas.


martes, 16 de enero de 2018

¿Tiene el Neurofeedback efectos secundarios?

El buen y el mal Neurofeedback

Hoy me han entrevistado en la radio y me han preguntado si el Neurofeedback tiene efectos secundarios. Mi respuesta ha sido que si el Neurofeedback se hace bien no debe tenerlos. Pero eso ha llevado a preguntar al entrevistador si se puede hacer mal el Neurofeedback. Y aquí entramos en un tema más complicado.

Cualquier técnica mal empleada puede producir problemas y el Neurofeedback no es una excepción.


Últimamente han acudido a mi consulta personas que vienen de otros centros en los que les han hecho Neurofeedback. Algunos simplemente quejándose de que no les ha hecho nada, otros con efectos secundarios variados y alguno peor de como empezó porque le habían aplicado un tratamiento que era lo contrario a lo que necesitaba.

Para hacer Neurofeedback hace falta un buen equipo, pero eso no es un gran problema porque ahora mismo existen en el mercado muchos buenos equipos, en cuanto a características técnicas, al menos. Yo valoro especialmente el software, que dé libertad de configurar los tratamientos y los feedback al máximo posible. Pero como digo, eso no debería ser problema con los equipos existentes.

Lo segundo en importancia es saber usar el equipo. Algunos son muy fáciles, pero por contra permiten poca personalización, lo que es un problema si se quieren adaptar el tratamiento a cada cliente. Otros son muy complejos, ofreciendo muchas posibilidades, pero para configurarlos hay que ser un experto -yo uso uno de estos, ya que se adapta muy bien a doble preparación de ingeniero y psicólogo.

Lo tercero es estar formado en interpretación de mapas mentales, neurofeedback y neuropsicología. Y creo que es este es uno de los principales problemas del "Mal Neurofeedback". Como siempre -o casi siempre- el factor humano.

Para hacer Neurofeedback no basta con ser psicólogo, hay que entender el cerebro. Hay que ver una medición -un mapa mental o qEEG- y ser capaz de interpretarlo en términos de conductas y emociones.
Muchas personas vienen a mi consulta diciéndome que en otro centro les han dado un tratamiento en ondas Alfa, por poner un ejemplo. Yo les pregunto por qué dicho tratamiento y me dicen porque en la medición las tenían bajas. Sin embargo, el problema que tienen no tiene que ver con las ondas Alfa. Es el típico ejemplo de que no basta medir, sino interpretar la medición en forma de síntomas y cotejar con el cliente qué síntomas son los que demanda tratar.

Llevo bastante tiempo tratando de difundir los beneficios del Neurofeedback, por eso espero que si has probado un tratamiento de Neurofeedback y no te ha funcionado no le eches la culpa al Neurofeedback. Repasa si te midieron, si te explicaron la medición en términos de conductas y si se realizó un seguimiento numérico de la evolución del tratamiento sesión a sesión. Si no fue así creo que deberías probar en otro centro antes de pensar que el Neurofeedback no funciona.



viernes, 5 de enero de 2018

Me duele el cerebro

La causa de los dolores psicosomáticos

Hace poco he escrito un artículo sobre la somatización y dejaba pendiente hablar de las causas que la provocan.
Esta claro que si es verdaderamente psicosomático el origen es un problema psicológico, habitualmente la ansiedad. Pero eso nos dice poco: la ansiedad es un término demasiado vago y manido, que usamos para justificar tantas cosas que acaba perdiendo valor.


Yo suelo explicar la ansiedad como una forma de estrés no controlada. El estrés es una respuesta fisiológica que permite a nuestro cuerpo rendir más, liberando energía de donde no es imprescindible y aplicándola donde hace más falta para generar un esfuerzo extra.
No obstante, como ya he explicado en algún otro artículo, nuestro sistema de lucha y huida es el mismo que cuando vivíamos en la selva rodeados de peligro y no es el más adecuado para tener una vida sana en nuestra civilización actual. Aún así, en algunos momentos nos es útil para proporcionarnos esa energía extra que podemos necesitar. Eso sería la respuesta al estrés.
Pero cuando ese estrés es continuado, ese sistema de lucha y huida, que neurológicamente corresponde al sistema simpático, empieza a generar efectos indeseados en nuestro organismo, que son la principal base de la somatización.

La tensión muscular es debida al exceso de energía que mandamos a los músculos que en realidad no tienen una resistencia a la que oponerse.
Los dolores de estómago y nauseas pueden ser provocados por la reducción de la circulación sanguínea y la ralentización de la digestión, que nuestro primitivo sistema de defensa aplica a nuestro organismo para que no nos desangremos si somos atacados por un animal y para liberar energía extra para los músculos.
Bastantes estudios muestran que la ansiedad prolongada produce una disminución de las defensas, dejándonos más vulnerables a virus, bacterias o alteraciones de nuestro propio cuerpo.

Eso está muy bien, pero ¿cómo se cura?

Es evidente que si la causa de la somatización es la ansiedad, eliminando la ansiedad desparecerá la somatización.
Como ejemplo, en muchas técnicas psicológicas para saber si estamos consiguiendo los objetivos terapéuticos lo que hacemos los psicólogos es fijarnos en las sensaciones corporales, si disminuyen es que estamos haciendo un buen trabajo con la ansiedad.

Pero el trabajo con la ansiedad suele ser lento y la necesidad de librarnos de los síntomas somáticos es más acuciante.
En esos casos podemos trabajar la reducción de la sensación o la molestia con Neurofeedback.
No es posible en todos los casos, para saber si ese abordaje es posible hay que hacer una medición previa.
En caso de que lo sea podemos utilizar un entrenamiento en Neurofeedback para desensibilizar la sensación que nos perturba, haciendo que su efecto sea menor o incluso que desaparezca.





martes, 2 de enero de 2018

Mejora profesional y Neurofeedback

¿Cómo puedo rendir más en el trabajo?

No somos robots y nuestra vida no debe ser solo el trabajo, pero, la mayoría, debemos trabajar para vivir, así que cuánto más eficaces seamos en nuestra vida laboral y cuánto más fácil nos resulte, más felices seremos.
Para muchas personas el trabajo es una lacra que deben sobrellevar, un entorno en el que se encuentran a disgusto y están deseando abandonar. Para otros, en cambio, el trabajo es su vida y están pensando en el trabajo casi todo el tiempo.


Nada de esto es realmente sano. Al final, tanto odiar el trabajo como vivir para él nos acaba haciendo infelices y, seguramente, a la gente que nos rodea.
Acabo de escribir un artículo sobre la prevención de la infelicidad, así que no abundaré en ese tema, pero quería empezar este artículo comentando que no se trata de ser mejores en nuestro trabajo por el trabajo en sí, sino por nosotros mismos, para que nuestra vida sea más cómoda, para ejercerlo con menos presión y para asegurarnos nuestro sueldo.

Dejado esto claro, hablemos de la mejora profesional.

Es algo que en los países anglosajones se lleva mucho y que en España cada vez se aplica más: reuniones semanales de los grupos de trabajo para mejorar la camaradería, cursillos de motivación, coaching de empresa y formación de ejecutivos.
Una forma más de mejorar es aumentando el rendimiento personal de los trabajadores.
¿Y eso cómo se hace? Hay varias formas, pero una de ellas es el Neurofeedback.

Aunque el Neurofeedback empezó a usarse en los años 80 como tratamiento, muy pronto se empezó a emplear para la mejora de las capacidades personales.
Hay múltiples estudios en este campo: actores que mejoran sus capacidades interpretativas, arqueros que agudizan su puntería, atletas que superan sus marcas y muchas otras investigaciones desde el canto a la danza, de la atención a la inteligencia.
Esto último puede sonarte raro, pero así es, se han realizado estudios de personas que tras ser sometidos a un entrenamiento en Neurofeedback habían aumentado su Cociente Intelectual.

Así que si podemos mejorar en todos estos ámbitos, sin duda podemos mejorar en el campo profesional.

Como habitualmente comento cuando hablo de Neurofeedback, siempre debemos empezar con una medición y explicar la misma en términos de conducta, para ver qué tratamiento es el más adecuado atendiendo a la medición y la demanda realizada.
En el ámbito profesional es lo mismo, hay que analizar las características del puesto y ver qué mejoras personales son compatibles con el mismo:
  • Mejorar la atención, la memoria y la inteligencia.
  • Reducir la sensación de estrés.
  • Estabilizar el estado de ánimo ante la toma de decisiones.
  • Aumentar la socialización.
  • Reducir la impulsividad o, por el contrario, favorecer la toma intrépida de decisiones.
  • Reducir el conservadurismo o, por el contrario, aumentar la meticulosidad.
Cada puesto de trabajo y cada persona necesita un impulso determinado y con Neurofeedback es sencillo conseguir el adecuado.