martes, 23 de enero de 2018

¿Tiene cura el dolor crónico?

El dolor y el escepticismo

Hoy he estado hablando con el responsable de una asociación de afectados por la fibromialgia. En la conversación ha salido el tema del Neurofeedback y su uso en los casos de esta enfermedad y me ha escuchado con cierto escepticismo, algo que he entendido perfectamente cuando me ha explicado el porqué. Me ha comentado que todas las semanas acude alguien a la asociación publicitando un remedio milagroso para la fibromialgia y la mayoría solo aportan vanas esperanzas.
Entiendo que es algo normal que, tras escuchar muchas promesas y pocas se cumplan, la gente sea escéptica.


Esta persona comentaba que, tras muchos años, su experiencia le decía que lo único que había realmente efectivo para el tratamiento de la fibromialgia era el ejercicio.
Algo con lo que estoy de acuerdo y con lo que discrepo. Estoy de acuerdo en la utilidad del ejercicio en el tratamiento de la fibromialgia, pero discrepo en que sea lo único efectivo.

Para empezar, a nivel farmacológico varios estudios muestran la eficacia de la pregabalina, si bien solo a un 30% de las personas, aproximadamente, sigue haciéndole efecto tras seis meses de tratamiento. Pero al menos eso ya representa que para un 30% de los afectados existe un tratamiento.
Por otra parte, los estudios con Neurofeedback muestran que es efectivo en más de un 90% de los afectados, que tras el tratamiento manifiestan una reducción de la sensación del dolor de un 79%.

Pero, ¿cómo se sabe si un remedio es verdaderamente científico? Para eso están los estudios experimentales. Y una de las mayores fuentes de estudios experimentales hoy en día al alcance de cualquiera es Google Académico.
Google, siempre ofreciendo todo lo que un usuario de Internet puede necesitar, ha creado un buscador de términos en artículos científicos y estudios experimentales. Si queremos saber qué investigaciones existen en un campo concreto simplemente acudimos a este buscador, ponemos el término a buscar y revisamos los resultados.

Si buscamos la palabra Neurofeedback en Google Académico obtenemos más de 27.000 referencias, lo que indica lo profusa que está resultando la investigación de esta técnica.
Si restringimos la búsqueda a 2017 vemos que en ese año se realizaron unas 2000 investigaciones en este campo.

Si queremos buscar investigaciones de Neurofeedback en el campo de la fibromialgia (usamos el término en inglés: fibromyalgia) obtenemos algo más de 1250 referencias.
Como dato anecdótico, si buscamos solo en español obtenemos 68 entradas, una de las cuales es muy interesante pues representa una revisión de la literatura sobre el uso del Neurofeedback para el tratamiento de la fibromialgia. Alguno de dichos estudios incluye la comprobación por resonancia magnética funcional de como se reduce sustancialmente la estimulación cerebral ante el dolor después de los tratamientos con Neurofeedback. Se trata de un artículo publicado en la revista Psicobiología, del que os dejo el enlace: Neurofeedback como tratamiento para la fibromialgia: revisión de las evidencias experimentales y clínicas.


martes, 16 de enero de 2018

¿Tiene el Neurofeedback efectos secundarios?

El buen y el mal Neurofeedback

Hoy me han entrevistado en la radio y me han preguntado si el Neurofeedback tiene efectos secundarios. Mi respuesta ha sido que si el Neurofeedback se hace bien no debe tenerlos. Pero eso ha llevado a preguntar al entrevistador si se puede hacer mal el Neurofeedback. Y aquí entramos en un tema más complicado.

Cualquier técnica mal empleada puede producir problemas y el Neurofeedback no es una excepción.


Últimamente han acudido a mi consulta personas que vienen de otros centros en los que les han hecho Neurofeedback. Algunos simplemente quejándose de que no les ha hecho nada, otros con efectos secundarios variados y alguno peor de como empezó porque le habían aplicado un tratamiento que era lo contrario a lo que necesitaba.

Para hacer Neurofeedback hace falta un buen equipo, pero eso no es un gran problema porque ahora mismo existen en el mercado muchos buenos equipos, en cuanto a características técnicas, al menos. Yo valoro especialmente el software, que dé libertad de configurar los tratamientos y los feedback al máximo posible. Pero como digo, eso no debería ser problema con los equipos existentes.

Lo segundo en importancia es saber usar el equipo. Algunos son muy fáciles, pero por contra permiten poca personalización, lo que es un problema si se quieren adaptar el tratamiento a cada cliente. Otros son muy complejos, ofreciendo muchas posibilidades, pero para configurarlos hay que ser un experto -yo uso uno de estos, ya que se adapta muy bien a doble preparación de ingeniero y psicólogo.

Lo tercero es estar formado en interpretación de mapas mentales, neurofeedback y neuropsicología. Y creo que es este es uno de los principales problemas del "Mal Neurofeedback". Como siempre -o casi siempre- el factor humano.

Para hacer Neurofeedback no basta con ser psicólogo, hay que entender el cerebro. Hay que ver una medición -un mapa mental o qEEG- y ser capaz de interpretarlo en términos de conductas y emociones.
Muchas personas vienen a mi consulta diciéndome que en otro centro les han dado un tratamiento en ondas Alfa, por poner un ejemplo. Yo les pregunto por qué dicho tratamiento y me dicen porque en la medición las tenían bajas. Sin embargo, el problema que tienen no tiene que ver con las ondas Alfa. Es el típico ejemplo de que no basta medir, sino interpretar la medición en forma de síntomas y cotejar con el cliente qué síntomas son los que demanda tratar.

Llevo bastante tiempo tratando de difundir los beneficios del Neurofeedback, por eso espero que si has probado un tratamiento de Neurofeedback y no te ha funcionado no le eches la culpa al Neurofeedback. Repasa si te midieron, si te explicaron la medición en términos de conductas y si se realizó un seguimiento numérico de la evolución del tratamiento sesión a sesión. Si no fue así creo que deberías probar en otro centro antes de pensar que el Neurofeedback no funciona.



viernes, 5 de enero de 2018

Me duele el cerebro

La causa de los dolores psicosomáticos

Hace poco he escrito un artículo sobre la somatización y dejaba pendiente hablar de las causas que la provocan.
Esta claro que si es verdaderamente psicosomático el origen es un problema psicológico, habitualmente la ansiedad. Pero eso nos dice poco: la ansiedad es un término demasiado vago y manido, que usamos para justificar tantas cosas que acaba perdiendo valor.


Yo suelo explicar la ansiedad como una forma de estrés no controlada. El estrés es una respuesta fisiológica que permite a nuestro cuerpo rendir más, liberando energía de donde no es imprescindible y aplicándola donde hace más falta para generar un esfuerzo extra.
No obstante, como ya he explicado en algún otro artículo, nuestro sistema de lucha y huida es el mismo que cuando vivíamos en la selva rodeados de peligro y no es el más adecuado para tener una vida sana en nuestra civilización actual. Aún así, en algunos momentos nos es útil para proporcionarnos esa energía extra que podemos necesitar. Eso sería la respuesta al estrés.
Pero cuando ese estrés es continuado, ese sistema de lucha y huida, que neurológicamente corresponde al sistema simpático, empieza a generar efectos indeseados en nuestro organismo, que son la principal base de la somatización.

La tensión muscular es debida al exceso de energía que mandamos a los músculos que en realidad no tienen una resistencia a la que oponerse.
Los dolores de estómago y nauseas pueden ser provocados por la reducción de la circulación sanguínea y la ralentización de la digestión, que nuestro primitivo sistema de defensa aplica a nuestro organismo para que no nos desangremos si somos atacados por un animal y para liberar energía extra para los músculos.
Bastantes estudios muestran que la ansiedad prolongada produce una disminución de las defensas, dejándonos más vulnerables a virus, bacterias o alteraciones de nuestro propio cuerpo.

Eso está muy bien, pero ¿cómo se cura?

Es evidente que si la causa de la somatización es la ansiedad, eliminando la ansiedad desparecerá la somatización.
Como ejemplo, en muchas técnicas psicológicas para saber si estamos consiguiendo los objetivos terapéuticos lo que hacemos los psicólogos es fijarnos en las sensaciones corporales, si disminuyen es que estamos haciendo un buen trabajo con la ansiedad.

Pero el trabajo con la ansiedad suele ser lento y la necesidad de librarnos de los síntomas somáticos es más acuciante.
En esos casos podemos trabajar la reducción de la sensación o la molestia con Neurofeedback.
No es posible en todos los casos, para saber si ese abordaje es posible hay que hacer una medición previa.
En caso de que lo sea podemos utilizar un entrenamiento en Neurofeedback para desensibilizar la sensación que nos perturba, haciendo que su efecto sea menor o incluso que desaparezca.





martes, 2 de enero de 2018

Mejora profesional y Neurofeedback

¿Cómo puedo rendir más en el trabajo?

No somos robots y nuestra vida no debe ser solo el trabajo, pero, la mayoría, debemos trabajar para vivir, así que cuánto más eficaces seamos en nuestra vida laboral y cuánto más fácil nos resulte, más felices seremos.
Para muchas personas el trabajo es una lacra que deben sobrellevar, un entorno en el que se encuentran a disgusto y están deseando abandonar. Para otros, en cambio, el trabajo es su vida y están pensando en el trabajo casi todo el tiempo.


Nada de esto es realmente sano. Al final, tanto odiar el trabajo como vivir para él nos acaba haciendo infelices y, seguramente, a la gente que nos rodea.
Acabo de escribir un artículo sobre la prevención de la infelicidad, así que no abundaré en ese tema, pero quería empezar este artículo comentando que no se trata de ser mejores en nuestro trabajo por el trabajo en sí, sino por nosotros mismos, para que nuestra vida sea más cómoda, para ejercerlo con menos presión y para asegurarnos nuestro sueldo.

Dejado esto claro, hablemos de la mejora profesional.

Es algo que en los países anglosajones se lleva mucho y que en España cada vez se aplica más: reuniones semanales de los grupos de trabajo para mejorar la camaradería, cursillos de motivación, coaching de empresa y formación de ejecutivos.
Una forma más de mejorar es aumentando el rendimiento personal de los trabajadores.
¿Y eso cómo se hace? Hay varias formas, pero una de ellas es el Neurofeedback.

Aunque el Neurofeedback empezó a usarse en los años 80 como tratamiento, muy pronto se empezó a emplear para la mejora de las capacidades personales.
Hay múltiples estudios en este campo: actores que mejoran sus capacidades interpretativas, arqueros que agudizan su puntería, atletas que superan sus marcas y muchas otras investigaciones desde el canto a la danza, de la atención a la inteligencia.
Esto último puede sonarte raro, pero así es, se han realizado estudios de personas que tras ser sometidos a un entrenamiento en Neurofeedback habían aumentado su Cociente Intelectual.

Así que si podemos mejorar en todos estos ámbitos, sin duda podemos mejorar en el campo profesional.

Como habitualmente comento cuando hablo de Neurofeedback, siempre debemos empezar con una medición y explicar la misma en términos de conducta, para ver qué tratamiento es el más adecuado atendiendo a la medición y la demanda realizada.
En el ámbito profesional es lo mismo, hay que analizar las características del puesto y ver qué mejoras personales son compatibles con el mismo:
  • Mejorar la atención, la memoria y la inteligencia.
  • Reducir la sensación de estrés.
  • Estabilizar el estado de ánimo ante la toma de decisiones.
  • Aumentar la socialización.
  • Reducir la impulsividad o, por el contrario, favorecer la toma intrépida de decisiones.
  • Reducir el conservadurismo o, por el contrario, aumentar la meticulosidad.
Cada puesto de trabajo y cada persona necesita un impulso determinado y con Neurofeedback es sencillo conseguir el adecuado.