miércoles, 27 de marzo de 2019

Prevenir la demencia

El deterioro cognitivo subjetivo

Hace unos meses escribí un artículo sobre la detección precoz del alzhéimer usando pruebas neuropsicológicas. Me ha vuelto a la memoria este tema tras haber leído un artículo sobre el deterioro cognitivo subjetivo, ya que ambos están muy relacionados.


Aunque la misma expresión aclara su significado, quiero empezar definiendo el término claramente.
Se denomina así a la sensación que tienen algunas personas, que asocian con el incremento de su edad, de que su "cerebro" no funciona tan bien como antes. Se aprecian dificultades de memoria y atención, enlentecimiento mental e incluso deficiencias perceptivas. Pero esas sensaciones no tienen correlatos cuantificables, es decir, que las pruebas que miden dichas características de forma objetiva muestran que el nivel de ejecución de esa persona no está afectado.
La última frase requiere aclaración. Para medir la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento utilizamos pruebas neuropsicológicas. Dichas pruebas nos dicen si los valores de dichas capacidades son normales o están desviados de la media. Cuando se habla de deterioro cognitivo subjetivo lo que estamos indicando es que la persona "siente" que algo va mal, pero las pruebas clínicas no detectan problemas.

Una aclaración adicional, aunque la sensación de deterioro cognitivo suele darse en edades avanzadas, no es inusual también en jóvenes adultos y personas de mediana edad. Así, el término, aunque asociado al envejecimiento, no está restringido a una franja de edad concreta.

Pero volvamos al tema de las pruebas neuropsicológicas. ¿El hecho de que una prueba indique que no hay afectación significa realmente que las sensaciones subjetivas son infundadas?
En absoluto, estar dentro de la media de la población no nos dice si ha habido retroceso, solo que nuestro nivel cognitivo actual no difiere demasiado del resto de las personas del mismo rasgo de edad. Si hubiéramos pasado las mismas pruebas a esa persona unos años antes y comparásemos las anteriores con la actuales sabríamos realmente si ha habido un retroceso.
Entonces, ¿es siempre preocupante sentir que las facultades cognitivas disminuyen? Pues siempre no, pero frecuentemente sí.


Las estadísticas nos indican que es mucho más frecuente padecer alzhéimer entre las personas que han notificado previamente un deterioro cognitivo subjetivo. Eso no significa que siempre que se sienten disminuir las facultades cognitivas se vaya a padecer una demencia, pero sí conviene considerar la posibilidad.
Por otra parte, en el citado estudio al que hacía referencia al principio de este artículo, se ha constatado que las personas que alegan padecer un deterioro cognitivo subjetivo se benefician de una rehabilitación cognitiva, mientras que los que no la manifiestan no consiguen mejoras significativas tras el mismo entrenamiento.
Puede parecer algo trivial, pero este hecho es muy importante. Si alguien que dice notar pérdidas de memoria, atención y fluidez mental, tras un entrenamiento en estas capacidades, aprecia mejora quiere decir que efectivamente había sufrido una merma en dichas capacidades.

Muchas investigaciones han mostrado que el inicio del alzhéimer se retrasa considerablemente si la persona tiene una buena reserva cognitiva. Este término hace referencia al uso que hemos dado a nuestro cerebro durante nuestra vida, e incluye conceptos como cultura, conocimientos o inteligencia.
De igual forma, el entrenamiento cognitivo provoca que la demencia se desarrolle más tarde y que tenga un principio más suave.

Dicho lo anterior creo que queda claro que si se tiene la sensación subjetiva de estar perdiendo facultades lo mejor es acudir a un especialista (un neuropsicólogo), que ayude a recuperarlas, pues eso supone un seguro contra la demencia precoz.








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